jueves, 8 de julio de 2010

¿Cuántas chupadas para llegar al centro chicloso de una Chupa Chups?

Eran las 2 de la madrugada cuando las despedidas comenzaban a rondar sus anormales cabezas con tanta fuerza como con la que agitaban las cucharas y revolvian el contenido de las tazas.


Ya no desconfies. Le dijo la liebre, como sugerencia para quien solo se merece días buenos. No todos son gordos calvos.

No te prometo nada. Respondio honesta la Sombrerera. Mientras tanto, guardare el arma en mi bolso

Ja Ja Ok evitare saludarte si te veo en la calle. Dijo divertido la Liebre con sus ojos amarillos clavados en los cojines, de nueva cuenta la conversación se habia perdido en un mar de locura.

Esperemos que no, porque la gente no cambia. Reflexiono para sí la Sombrerera. Bueno si pero no por otras personas, osea si, pero por ellos mismos ¿me explico?


Claro que lo hacia penso Liebre, claro como el cristal mas limpio en donde uno suele echarse un sueñito reparador.

 
Este... mmm... ja ja. Rompio a decir Liebre. Bueno ni que me cambie ni que cambie ni nada de cambios ja ja ja. Concluyo diciendo entre aplausos de los locos con insomnios que se imaginaban la escena a lo lejos.

Ayy la Liebre enamorada. Se burlo Sombrerera con dulzura. Por lo visto llevan muchos años

Nop ja ja. Liebre estaba un tanto incomodo al decirlo. ¿Cuánto se necesita para enamorarse? ¿Cuántas chupadas para llegar al centro chicloso de una Chupa Chups? He ahí la pregunta de la noche...



Y la noche siguio despierta escuchando las locuras de estos dos locos que toman el té en los extremos mas lejanos de la mesa mientras espantan a la cordura del sueño.